El Vanguardismo en el Perú


El movimiento vanguardista en el Perú (1920 – 1930) fue fundado por Cesar Vallejo y por Alberto Hidalgo.

Vallejo tuvo una participación decisiva en la aparición de este movimiento con su obra Trilce  (1922); pero después se apartó de él y siguió una línea muy personal. No obstante ello, se lo estima como la personalidad literaria más importante del vanguardismo peruano.

Representantes

- Alberto Hidalgo: Panoplia Lírica
- Cesar Vallejo: Trilce
- Martín adán: Casa de Cartón
- Javier Heraund: El Río
- Juan Gonzalo Rosé : La luz armada
- Xavier Abril: Difícil trabajo
- Carlos Oquendo de Amat: Cinco metros de poemas
- E. A. Wetsphalen: Abolición de la muerte

CÉSAR VALLEJO: (Santiago de Chuco, 1892 -  París, 1938) 

Es el más representativo de nuestros vanguardistas. Su poesía inicial muestra una clara huella del Modernismo y el Postmodernismo peruano, al mismo tiempo que refleja, ya de manera un tanto incipiente, una lucha con el lenguaje para lograr nuevos caminos expresivos. Clara muestra de ello es el libro Los heraldos negros. Una vez radicado en Europa, Vallejo publica el poemario Trilce.

En él la experimentación vanguardista con el lenguaje llega a límites no igualados en la poesía hispanoamericana. La destrucción de la sintaxis convencional, los juegos tipográficos, la ruptura con las reglas gramaticales, la utilización de la dimensión espacial del poema, etc. son sus rasgos principales. Posteriormente a su muerte se publicarían los poemas que escribió motivado por la fe socialista que abrazara en Europa con el título de Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz.

OBRAS
Poesía: Los heraldos negros (1918), Trilce (1922), Poemas humanos (1939),
España aparta de mí este cáliz (1939)

Narrativa: Escalas melográfiadas, Fabla salvaje (1923), Tungsteno (1931), Paco
Yunque (1957).

LOS PASOS LEJANOS

Mi padre duerme. Su semblante augusto
Figura un apacible corazón;
Está ahora tan dulce...
Si hay algo de él amargo, seré yo.

Hay soledad en el hogar; se reza;
Y no hay noticias de los hijos hoy.
Mi padre se despierta, ausculta
La huida a Egipto, el restañante adiós.
Está ahora tan cerca;
Si hay algo en él de lejos, seré yo.

Y mi madre pasa allá en los huertos,
Saboreando un sabor ya sin sabor.
Está ahora tan suave,
Tan ala, tan cálida, tan amor.

Hay soledad en el hogar sin bulla,
Sin noticias, sin verde, sin niñez.
Y si hay algo quebrado en esta tarde,
Y que baja y que cruje,
Son dos viejos caminos blancos, curvos.
Por ellos va mi corazón a pie.

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