LITERATURA COLONIAL
Llamada también “Literatura Hispánica”. Se inicia en con la instauración
del Virreinato en el Perú, y se prolongó, hasta fines del siglo XVIII.
Las etapas de la Literatura colonial
son:
A. ETAPA CLÁSICA (parte
del s. XVI y s. XVII)
Recibe influencia de los más
distinguidos poetas de la Edad
de oro. Destacan:
- Amarilis “Epístola a Belardo”
- Fray Diego de Hojeda “La
Cristiana ”
- Diego Dávalos y Figueroa “Miscelánea austral”
- Pedro de Oña “El Arauco domado”
- Juan de Miramontes y Zuázola “Armas antárticas”
- Mejía de Fernangil “Parnaso antártico”
B. ETAPA
CULTERANA (s. XVII – s. XVIII)
Influencia de Góngora y su escuela culterana. Sobresalen:
- Juan de Espinoza y Medrano (El lunarejo) “Apologético a favor de don Luis
de Góngora”
- Juan del Valle y Caviedes “El diente del Parnaso”
C. ETAPA DE
AFRANCESAMIENTO (mediados del s. XVIII – 1780)
Influencia cultural de Francia (vía España). Esta actitud neoclásica se
encuentra en:
- Pedro Peralta y Barnuevo “Lima fundada”
- Pablo de Olavide
- Pedro José Bermúdez
- “Concolorcorvo”
LITERATURA COLONIAL Y EMANCIPACIÓN
“COMENTARIOS REALES”
- GÉNERO:
Narrativa
- ESPECIE:
Crónica
Primera Parte
(1609)
Trata de la historia del Perú preincaico hasta los tiempos de Atahualpa.
Entrelaza libremente la historia interna (la de la cultura y la civilización
indígenas) con la historia externa (política y militar) pautada por la sucesión
de los Incas.
Agrupa y separa múltiples y variados asuntos de la historia interna del
imperio, interrumpiendo ésta para narrar los acontecimientos políticos y
militares de los sucesivos Incas, el curso de sus conquistas y la minuciosa y
pintoresca relación de las circunstancias y caracteres personales de cada uno.
Su exposición comprende cultura y civilización, religión y culto, instituciones
sociales y políticas, costumbres, técnica, poesía, música, ideas generales
básicas o filosofía, monumentos, construcciones materiales de uso privado o
público, viviendas, caminos, puentes, flora, fauna, metales y piedras
preciosas, ganados y plantas útiles, etc. Este contenido es de proporciones y
caracteres enciclopédicos.
Aunque tuvo presente a otros cronistas, en especial la obra perdida del
padre Blas Valera, procuró informarse directamente en relaciones con los
supervivientes incas, cuya lengua aprendió en la niñez.
Es importante reconocer en Garcilaso el afán polémico de rectificar a
otros cronistas y la proyección de su propia personalidad como autor competente
debido a su insistente manifestación de dominio lingüístico del quechua y de su
doble origen inca y español.
Segunda Parte
Se publicó con el título de Historia General del Perú, y no con
el de Comentarios Reales, reiterado e invariablemente empleado por el autor. Es
una crónica de las guerras civiles entre los conquistadores, las que por sus
terribles caracteres y consecuencias se sobreponen históricamente a lo que en
sí constituye el proceso de la conquista.
El relato de las crueldades de
Atahualpa contra su hermano Huáscar, bárbaramente aniquilado con sus parientes
y las primeras referencias a la llegada de los españoles, sirve de transición
entre los dos grandes núcleos históricos de los Comentarios: de las sangrientas
guerra civiles entre los últimos Incas, se pasa a las no menos violentas en que
se diezmaron los conquistadores españoles.
En esta segunda parte, es importante la motivación sicológica del autor:
investiga, acumula, clasifica, valora y utiliza a los materiales históricos en
calidad de testigo interesado de los acontecimientos, o de pariente, amigo o
enemigo de los actores. Un aspecto relevante radica en la intención de
rehabilitar la figura del padre, calumniado ante los personeros de la corona
por adversarios surgidos en el curso de tales hechos.
A lo específicamente histórico, se añade elementos literarios,
expresivos y bien perfilados e intencionados retratos; frecuentes citas
históricas, corroborantes o defensivas; reflexiones filosóficas y morales.
- COMENTARIO
Los Comentarios Reales constituyen una obra de vasta proyección
indigenista en la que lo histórico es lo sustancial; su representación y
comunicación, la finalidad básica; lo literario es un componente funcional y
complementario con respecto al objetivo histórico; sin embargo, adquiere
posiciones dominantes en la tonalidad elegíaca y dramática de todo el conjunto
de la obra.
Se reconoce en el estilo de Garcilaso a un prosista experto, armónico y
sereno. Por la calidad artística de su obra es considerado el mejor prosista de los tiempos de la dominación
colonial española.
PRIMERA PARTE
I. Residiendo
mi madre en el Cuzco, su patria, venían a visitarla casi cada semana los pocos
parientes y parientas que de las
crueldades de Atahualpa escaparon: en las cuales visitas, siempre sus más
ordinarias pláticas eran tratar del origen de sus reyes, de la majestad de
ellos, de la grandeza de su imperio, de sus conquistas y hazañas, del gobierno
que en paz y en guerra tenían, de las leyes que tan en provecho y a favor de
sus vasallos ordenaban. En suma, no dejaban cosa de las prósperas que entre
ellos hubiesen acaecido que no la trajesen a cuenta.
De las grandezas y propiedades pasadas venían a las cosas presentes.
Notaban sus reyes muertos, enajenando su imperio y acabada su república, etc.
Estas y otras semejantes pláticas tenían los Incas y Pallas en sus visitas, y,
con la memoria del bien perdido, siempre acababan su conversación en lágrimas y
llanto, diciendo. Trocósenos el reinar en vasallaje, etc. En estas pláticas yo,
como muchacho, entraba y salía muchas veces donde ellos estaban y me holgaba de
las oír, como huelgan los tales de oír fábulas.
II. Luego
propuse escribir esta historia, escribí a los condiscípulos de escuela y
gramática, encargándoles que cada uno me ayudase con la relación que pudiese haber
de las particulares conquistas que los Incas hicieron de las provincias de sus
madres; porque cada provincia tiene sus cuentas y nudos con sus historias,
anales y la tradición de ellas; y por eso retiene mejor lo que en ella pasó que
lo que pasó en la ajena.
Los condiscípulos, tomando de veras lo que les pedí, cada cual de ellos
dio cuenta de mi intención a su madre y parientes; los cuales, sabiendo que un
indio, hijo de su tierra, quería escribir los sucesos de ella, sacaron de sus
archivos las relaciones que tenían de sus historias, y me las enviaron; y que
es la misma que los historiadores españoles tuvieron; sino que ésta será más
larga...
Yo protesto decir llanamente la relación que mamé en la leche y la que
después acá he habido, pedida a los propios míos, y prometo que la afición de
ellos no sea parte para dejar de decir la verdad del hecho, sin quitar de lo
malo ni añadir de lo bueno que tuvieron: que bien sé que la gentilidad es un
mar de errores y no escribiré novedades que no se hayan oído, sino las mismas
cosas que los historiadores españoles han escrito de aquella tierra y de los
reyes de ella, y alegaré las mismas palabras de ellos donde conviniere, para
que se vea que no finjo dicciones a favor de mis parientes, sino que digo lo
mismo que los españoles dijeron; sólo serviré de comento, para declarar y
ampliar muchas cosas que ellos asomaron a decir, y las dejaron imperfectas por
haberles faltado relación entera.
Otras muchas se añadirán que faltan de sus historias, y pasaron en hecho
de verdad, y algunas se quitarán que sobran por falsa relación que tuvieron,
por no saberla pedir el español con
distinción de tiempos y edades, y división de provincias y naciones; o por no
entender al indio que se la daba, o por
no entenderse el uno al otro, por la dificultad del lenguaje: que el
español que piensa que sabe más de él, ignora de diez partes las nueve, por las
muchas cosas de un mismo vocablo significa, y por las diferentes
pronunciaciones que una misma dicción tienen para muy diferentes significaciones.
Demás de esto, en todo lo que de esta república, antes destruida que
conocida, dijere será contando llanamente lo que en su antigüedad tuvo de su
idolatría, ritos, sacrificios y ceremonias, y en su gobierno, leyes y
costumbres, en paz y en guerra, sin comparar cosa alguna de éstas, a otras
semejantes que en las historias divinas y humanas se hallan, ni al gobierno de
nuestros tiempos, porque toda comparación es odiosa.
EL ORIGEN DE LOS
INCAS, REYES DEL PERÚ
FRAGMENTO
Nuestro padre el sol, viendo a los hombres como te he dicho, se apiadó y
tuvo lástima de ellos y envió del cielo a la tierra un hijo y una hija de los
suyos para que los doctrinasen en el conocimiento de nuestro padre el sol para
que lo adorasen y tuviesen por su dios. Y para que les diesen preceptos y leyes
en que viviesen como hombres en razón y urbanidad, para que habitasen en casa y
pueblos poblados, supiesen labrar las tierras cultivar las plantas y mieses,
criar ganados y gozar de ellos y de los frutos de la tierra como hombres
racionales y no como bestias.
Con esta orden y mandato puso nuestro padre sol estos dos hijos suyos en
la laguna Titicaca, que está a 80 leguas de aquí.
Y les dijo que fuesen por donde quisiesen y, doquiera que parasen a
comer o a dormir, procurasen hincar en el suelo una barrilla de oro de media
vara de largo y dos dedos de grueso que les dio para señal y muestra: que donde
aquella barra se les hundiese con sólo un golpe que con ella diesen en tierra,
allí quería el sol nuestro padre que parasen e hiciesen su asiento y corte. A
lo último, les dijo:
Cuando hayáis reducido esas gentes a nuestro servicio los mantendréis en
razón y justicia, con piedad, clemencia y mansedumbre haciendo en todo oficio
de padre piadoso para con sus hijos tiernos y amados, a imitación y semejanza
mía que a todo el mundo hago bien: que les doy mi luz y claridad para que vean
y hagan sus haciendas y les caliento cuando tienen frío.
Y crío sus pastos y sementeras,
hago fructificar sus árboles y multiplico sus ganados, lluevo y sereno a sus
tiempos. Y tengo cuidado de dar una vuelta cada día al mundo para ver las
necesidades que en la tierra se ofrecen, para proveerlas y socorrerlas como
sustentador y bienhechor de las gentes.
Quiero que vosotros imitéis este ejemplo como hijos míos, enviados a la
tierra sólo la doctrina y beneficio de esos hombres que viven como bestias. Y
desde luego os constituyo y nombro por reyes y señores de todas las gentes que
así doctrinareis con vuestras buenas razones, obras y gobierno.
Habiendo declarado su voluntad nuestro padre el sol a sus dos hijos, los
despidió de sí. Ellos salieron de Titicaca y caminaron al septentrión. Y por
todo el camino, doquiera que paraban, tentaban hincar la barra de oro y nunca
se les hundió. Así entraron en una venta o dormitorio pequeño, que está siete u
ocho leguas al mediodía de esta ciudad, que hoy llaman Pacárec Tampu (que
quiere decir “venta o dormida que amanece”). Púsole este nombre el inca porque
salió de aquella dormida al tiempo que amanecía. Es uno de los pueblos que este
príncipe mandó poblar después y sus moradores se jactan hoy grandemente del
nombre, porque lo impuso nuestro inca.
“de ahí él y su mujer, nuestra reina, a este valle del Cozco, que
entonces todo él estaba hecho montaña brava”.
LITERATURA DE LA EMANCIPACIÓN
La Emancipación peruana se ubica
entre 1780 con la rebelión de Túpac Amaru y 1827 con la salida del Perú de las
tropas colombianas. La Colonia
contribuyó grandemente con los ideales de autonomía de criollos y mestizos al
acrecentar el laboreo de las minas, el hambre y la miseria, el monopolio
comercial; el descontento social se aceleró por influencia de los ideales de la revolución
norteamericana, así como por los
movimientos culturales europeos. La literatura no podía mantenerse ausente en
este proceso social, sino más bien contribuyó en el campo ideológico con
hombres como Mariano Melgar, Joaquín Olmedo y Joaquín Larriva quienes con su
pluma plasmaron los ideales de la sociedad.
MARIANO MELGAR
(1790 –1815)
Mariano Melgar recoge la emoción indígena pero la reviste de nuevas formas
en razón de su formación humanística, porque él no es indio sino criollo
americano; en él resuena el acento popular. Mariano Melgar es el asimilador y
culminador de todo un proceso que dará forma
definitiva al yaraví. Su poesía se enlaza con una tradición e inicia
otra, la del yaraví mestizo, en el que confluyen formas aprendidas de la liríca
popular y la lírica culta.
Importancia:
- Es el punto de partida de una literatura genuinamente nacional.
- Iniciador de un espontáneo romanticismo, desligado de influencias
extranjeras.
- Dio calidad literaria al yaraví mestizo.
SONETOS
A SILVIA
Bien puede el mundo entero conjurarse
Contra mi dulce amor y mi ternura,
Y el odio infame y tiranía dura
De todo su rigor contra mí armarse;
Bien puede el tiempo rápido cebarse
En la gracia y primor de su hermosura,
Para que cual si fuese llama impura
Pueda el fuego de amor en mí acabarse;
Bien puede en fin la suerte vacilante,
Que eleva, abate, ensalza y atropella,
Alzarme o abatirme en un instante;
Que al mundo, al tiempo y a mi varía estrella,
Más fino cada vez y más constante;
Les diré “Silvia es mía y yo soy de ella”.
No nació la mujer para querida,
Por esquiva, por falsa y por mudable;
Y porque es bella, débil, miserable;
No nació para ser aborrecida.
No nació para verse sometida,
Porque tiene carácter indomable;
Y pues prudencia en ella nunca es dable,
no nació para ser obedecida.
Porque es flaca no puede ser soltera,
Porque es infiel no puede ser casada,
Por mudable no es fácil que bien quiera.
Si no es, para amar o ser amada,
Sola o casada, súbdita o primera,
La mujer no ha nacido para nada.
YARAVÍES
I
Todo mi afecto puse en una ingrata;
Y ella inconstante me llegó a olvidar.
Si así, si así se trata
Un afecto sincero,
Amor, amor no quiero
No quiero más amar.
Juramos yo ser suyo y ella mía:
Yo cumplí, y ella no se acordó más.
Mayor, mayor falsía
Jamás hallar espero
Amor, amor no quiero,
No quiero más amar.
Mi gloria fue en un tiempo su firmeza;
Y hoy su inconstancia vil me hace penar.
Fuera, fuera bajeza
Que durara mi esmero,
Amor, amor no quiero,
No quiero más amar.
IV
Vuelve, que ya no
puedo
Vivir sin tus cariños:
Vuelve mi palomita,
Vuelve a tu dulce nido.
Mira que hay cazadores
Que con afán maligno
Te pondrán en sus redes
Mortales atractivos;
Y cuando te hagan preso
Te darán cruel martirio:
No sea que te caen,
Huye tanto peligro.
Vuelve mi palomita
Vuelve a tu dulce nido.
Ninguno ha de quererte
Como yo te he querido.
Te engañas si pretendes
Hallar amor más fino.
Habrá otros nidos de oro,
Pero ti vertió mi pecho,
Sus primeros gemidos,
vuelve mi palomita,
vuelve a tu dulce nido.
Bien sabes que yo, siempre
En tu amor embebido,
Jamás toqué tus plumas,
Ni ajé tu albor divino;
Si otro puede tocarlas
Y disipar su brillo,
Salva tu mejor prenda,
Ven a seguro asilo.
Vuelve mi palomita,
Vuelve a tu dulce nido.
¿Por qué, dime, te alejas?
¡Por qué con odio impío
dejas un dueño amante
por buscar precipicios?
¿Así abandonar quieres
tu asiento tan antiguo?
¿Conque así ha de quedarse
el corazón herido?
Vuelve mi palomita,
Vuelve a tu dulce nido.
No pienses que haya entrado
Aquí otro pajarillo:
No, palomita mía,
Nadie toca este sitio,
Tuyo es mi pecho entero,
Tuyo es este albedrío;
Y por ti sola clamo
Con amantes suspiros
Vuelve mi palomita,
Vuelve a tu dulce nido.
Yo sólo reconozco
Tus bellos coloridos,
Yo sólo sabré darles
Su precio merecido,
Yo sólo así merezco
Gozar de tu cariño;
Y tú sólo en mí puedes
Gozar días tranquilos.
Vuelve mi palomita,
Vuelve a tu dulce nido.
No seas, pues, tirana:
Haz las paces conmigo:
Ya de llorar cansado
Me tiene tu capricho,
No vuelvas más, no sigas
Tus desviados giros,
Tus alitas doradas
Vuelve a mí, que ya expiro.
Vuelve, que ya no puedo
Vivir sin tus cariños,
Vuelve sin tus cariños,
Vuelve mi palomita
Vuelve a tu dulce nido.
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